TEXTO 1:
Puede ser que cuando ustedes me miran, tengan la sensación de que no tengo límites. Es tal la inmensidad que parece que estuviese más allá del tiempo. Más allá de todo. Y sin embargo, se equivocan.
Por detrás de esa imagen que les brindo, que los lleva a suponerme perpetuo, que les conduce a pensarme indestructible, soy frágil, sufro, estoy lejos de tener asegurada la vida para siempre.
La pesca indiscriminada y destructiva, que se desentiende del equilibrio y el futuro de los océanos, provoca un daño directo y muy profundo en las especies y en los hábitats que necesitan para seguir existiendo.
Greenpeace participa en las últimas etapas de un largo proceso para lograr un tratado por los océanos de gran escala. La Organización de Naciones Unidas tiene la oportunidad de establecer reglas sólidas para crear y gobernar santuarios marinos que proteja la vida marina y los hábitats en los océanos.
Aunque no parezca, sí tengo límites, y necesito, mucho, que aprendan a respetarlos. Porque así como los seres humanos son capaces de matarme, también son capaces de salvarme la vida.
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