Michael Buble deslumbró al público argentino con un esperado show que fue asombroso a la vez que íntimo. El simpático canadiense se presentó en el Movistar Arena y dio un show con una sala completamente llena que quedará en la historia.
El encargado de abrir la noche fue Lucas Edi, quien cautivó a la concurrencia con
versiones de clásicos del rock como “Never Tear Us Apart” o “Hit The Road Jack” para cerrar a dúo con la sorpresiva y festejada aparición de Manuel Wirz entonando “Rescata Mi Corazón”.
El acto principal se hizo esperar con un conteo en la pantalla gigante mientras la orquesta y la big band que acompaña al crooner se iban acomodando. A eso de las 21:10 una descollante intro reveló que la presencia de Bublé sobre el escenario era inminente y los acordes de “Feeling Good” comenzaron a sonar. Apareció modestamente para entonar la canción y en el primer corte del tema, una lluvia de chispas disparadas desde el piso dejó atónita a la audiencia, quienes durante el show disfrutarían no sólo de la música sino de todos los condimentos que acompañaron a este gran show como pantallas gigantes, juegos de luces, pasarelas y efectos especiales. Luego entonó la popular “Haven't Met You Yet” y se presentó al público diciendo “Buenas noches, soy Miguel Burbuja”.
Con más de veinte canciones en el setlist, el cantante dio un concierto mágico en el que intercambió canciones de su repertorio como “Higher”, “Home” y “It’s a Beautiful Day” con clásicos de la música como “L O V E” de Nat King Cole, “ Cry Me a River ” de Julie London, “You´re the First, the Last, My Everything” de Barry White y más. Una mención especial merece el set dedicado al rey Elvis Presley, enérgico y emotivo.
Bublé, no dio solo un concierto, dejó que su efervescente personalidad brillara tanto como su privilegiada voz. Movedizo, recorrió tanto el escenario como la pasarela de punta a punta, bajando a abrazarse y cantar con la gente que esperó con ansias el reencuentro con su artista. En sus intervenciones habladas, se lo notó dinámico y muy gracioso, haciendo muchos chistes, a la vez que conmovedor e íntimo, mostrando cercanía y calidez. El público fue embarcado en un viaje emocional cuyo capitán era su amigo, al transmitir el amor que tiene por la música y por el público argentino en especial, haciendo a la gente feliz. Después de una emotiva intervención sobre el final en donde recapituló su historia de amor con Luisana Lopilato, remarcó que hace quince años vino a dar un concierto y se fue enamorado, y comentó que estaba eternamente agradecido con nuestro país por darle a su familia, también dijo que argentina era su país y comentó que vive acá, sus hijos van al colegio en Buenos Aires, con lo que no se despedía del todo y esperaba cruzarse a la gente en el supermercado o la farmacia. Con ese chascarrillo se retiró para dar paso a una contundente versión de “Always On My Mind”, siendo este el gesto que coronó una noche extraordinaria.
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