Luego de las dos primeras experiencias, y la ausencia obligatoria durante la pandemia, esta tercera edición tuvo récord de asistencia, y coloca a Rosario en el plan ineludible de los festivales argentinos.
Con las entradas agotadas, 20.000 personas llenaron las instalaciones del Hipódromo del Rosario en el Parque Independencia este sábado 22 de octubre con muchos puntos positivos que destacan la producción y curaduría artística de una jornada histórica.
Aproximadamente el 40% de los asistentes procedían de fuera de la ciudad de Rosario, quienes vinieron a vivir el festival y también a disfrutar de la ciudad de Santa Fe. Desde un inicio se percibió un ambiente de alegría y buena convivencia, que se confirmó cuando, a las pocas horas de habilitarse la entrada al público, el edificio estaba ocupado casi en su totalidad y se podía ver a mucha gente en los tres escenarios, un Tendencia que se extendió a lo largo del día.
La oferta gastronómica contó con una amplia variedad de propuestas, acorde con una eficiente distribución de espacios para minimizar los tiempos de espera.
Estas propuestas se integraron perfectamente con el resto de las instalaciones, que presentaban espacios más amplios y confortables, para disfrutar de una parrilla destacada de la curaduría artística, donde convivieron estéticas diversas a lo largo de la jornada, identificando al público que se entregó al disfrute de las diferentes perfiles que demostraron la vigencia de los clásicos, la exposición de las nuevas generaciones y una buena representación de la escena rosarina.
Al final, luego de más de una treintena de bandas y casi diez horas de programación, se cerró una jornada extraordinaria con la certeza de que Rosario tiene su festival.
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