TE PRESENTAMOS LAS PRIMERAS
IMÁGENES DEL RODAJE DE
MATAR AL DRAGÓN
BASADA EN UNA PESADILLA DE DIEGO A. FLEISCHER
DIRIGIDA POR
JIMENA MONTEOLIVA
CON
JUSTINA BUSTOS · GUILLERMO PFENING
Y LA PARTICIPACIÓN ESPECIAL DE LUIS MACHÍN
Comienza el rodaje de “MATAR AL DRAGÓN” una película de Jimena Monteoliva basada en una pesadilla de Diego A. Fleischer protagonizado por Justina Bustos, Guillermo Pfening y la participación especial de Luis Machín.
Están previstas 4 semanas de rodaje en capital federal y provincia. La mayor parte de las jornadas serán en en la histórica casona de Villa Grampa. La historia transcurre en un universo fantástico, un universo paralelo que remite al imaginario de los cuentos infantiles del siglo XVIII y XIX.
La propuesta estética es trabajar en un díptico infierno/paraíso, tomando como referencias, para el infierno, las ilustraciones góticas de Santiago Caruso, los cuentos infantiles clásicos, el imaginario poético de Alejandra Pizarnik, mientras que para el Paraíso se intentará recrear por sobre el melodrama familiar, un contexto casi surreal y con una impronta mágica.
SINOPSIS
A los cinco años, Elena es secuestrada y confinada a un submundo dominado por una bruja conocida como La Hilandera. Veinte años después, enferma y al borde de la muerte, Elena escapa del infierno y se reencuentra con su hermano, Facundo. Para curarla y protegerla, Facundo la lleva a vivir a su casa, junto a su mujer y sus dos hijas. Pero mientras se recupera y busca la felicidad en el hogar que nunca tuvo, Elena infiltra silenciosamente en su familia la maldición de la bruja.
A los cinco años, Elena es secuestrada y confinada a un submundo dominado por una bruja conocida como La Hilandera. Veinte años después, enferma y al borde de la muerte, Elena escapa del infierno y se reencuentra con su hermano, Facundo. Para curarla y protegerla, Facundo la lleva a vivir a su casa, junto a su mujer y sus dos hijas. Pero mientras se recupera y busca la felicidad en el hogar que nunca tuvo, Elena infiltra silenciosamente en su familia la maldición de la bruja.
NOTA DE LA DIRECTORA – JIMENA MONTEOLIVA
Me interesa cuando el cine cuenta una buena historia y abre la posibilidad de un universo único. Considero que las películas que trascienden son las que sostienen un argumento importante para el espectador, pero que a la vez plantean un nuevo mundo audiovisual.
Mientras filmaba “Clementina”, mi primera película en solitario, Diego A. Fleischer, con quien escribí el guión, me contó que había soñado un nuevo guión, de inicio a fin, y que quería que yo lo dirigiese. Apenas me contó la historia, quedé fascinada. Juntos habíamos escrito “Clementina”, la historia de una mujer sola en las inmensidades de su propia casa fantasmal que planea una venganza, y ahora Diego me proponía una nueva historia visceral, sobre seres humanos pasionales, una historia inmersa en una pesadilla que abarcaba tanto el mundo del bien como el del mal. Se trataba, sin dudas, de una propuesta cinematográfica ideal para realizar una buena película.
“Matar al dragón” es una pesadilla que cuenta la historia de dos hermanos separados cruelmente de niños. La menor, Elena, queda confinada en La Cueva, el mundo de las tinieblas, en donde lleva una vida miserable junto a un temible delincuente. Mientras que el mayor, Facundo, queda del lado del Paraíso, en donde lleva una vida pacífica como médico junto a su esposa y sus dos hijas. Veinticinco años después, el destino une a estos dos hermanos iniciando una vez más la tragedia familiar que los separó.
La motivación inicial es hacer una película basada en un sueño: plasmar este universo onírico de una pesadilla sin perder el relato sólido para el público, mantener los arcos dramáticos de cada personaje para que el guion cierre y abra las puertas de nuestra imaginación, apelar al horror de nuestros sueños humanos más profundos, casi bíblicos, clásicos, y si se quiere primitivos. Desde el retrato de un conflicto familiar, hacer chocar el infierno y el paraíso: mi intención es proyectar visualmente estos temores que fuimos mamando de niños y que venimos acarreando desde nuestra infancia, y unirlos con nuestro deseo casi quimérico por alcanzar la felicidad.
JIMENA MONTEOLIVA
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