Dicen que el camino de los sueños se transita descubriendo
personas claves, de esas que llegan a tu vida de manera especial. Que se
descubren ideas nuevas y se abren puertas únicas que dan forma a los sueños.
Hasta que llega el día de verlos concretados. Y ese día llegó para LODEBAR, La Tierra Del Olvido.
Se presentará durante el mes de
Octubre y Noviembre los días jueves a las 21 hrs:
Jueves 27/10
Jueves 3/11
Jueves 10/11
TEATRO PORTEÑO
Corrientes 1630, CABA
Integran la compañía: Julieta Maisonnave (Directora y Actriz), Alejandro Segovia (Actor), Patricio Ibarra (Actor), Micaela Martinez (Actriz) y Claudio Glennon (Asistencia de Dirección y Actor). Diseño y producción multimedial: Llegar Alto Multimedia. Vestuario: Laura Guzmán. Escenografía: Aníbal Barrios y Lidia Malla. Diseño gráfico: Julieta Maisonnave. Y la Producción General de: Guido Formichelli
La palabra LODEBAR
es la conceptualización de “olvido, oxido, chatarra,
rutina, automatización, mentira”. Todas ellas resuenan y se reflejan en la
escenografía, cuerpos y texto. Dentro de la propuesta no hay lugar para colores
vivos, el óxido fue tapando cada parte de metal y las ropas, así también como
los rostros, acumulan la suciedad de días. La iluminación responde a un lugar
de encierro. Este espacio escénico no varía, cumple la función de contener las
diferentes actividades rutinarias de los personajes. Cada rincón, cada objeto y
cada cuerpo es portador del paso del tiempo y del deterioro. Pero no todo va en
esa dirección ya que ABSOLUTO tiene lugar a través de una pantalla ubicada en el
centro de la escena donde rompe la estética oxidada para lucir irónicamente sus lujos, colores
vivos, grandes expresiones de vitalidad y sarcásticas demostraciones de afecto.
Toda la vida que no hay en LODEBAR, la vemos en su imagen saturada de poder.
La historia sucede en un “no tiempo” dentro de un espacio
llamado LODEBAR. Lodebar es el
encierro, literal. Allí habitan cuatro personajes cuyos nombres no son propios:
Kasy, Menos, Nunca y Poco. No tienen historias para contar, solo tienen que
cumplir con la rutina diaria dentro de ese lugar rodeado de chatarra, rutina,
oxido y olvido. Todos ellos son dominados y guiados por el poder de Absoluto.
Sus órdenes, sus elogios y manipulación han construido una estructura de mentiras, que hace funcionar a LODEBAR.
Bajo esta “protección” del mundo exterior, se viven los días rutinarios, hasta
de misteriosamente unos extraños objetos comienzan a llegar a LODEBAR,
provocando que los personajes comiencen a hacerse preguntas acerca de su
identidad y la validez del sistema que los oprime.
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