Al día siguiente, Pablo regresó a La Trastienda donde fue el encargado de abrir el show de “La noche española”. Sentado al piano y desplegando todo el histrionismo que ya es una característica reconocida, Pablo López volvió a demostrar porque es una de las figuras más jóvenes y con mayor futuro de la música ibérica.
Bastaron su ajustada ejecución en el piano y su fantástica voz para conquistar por completo a la audiencia, con un set de canciones, sus canciones, interpretadas con una poderosa intensidad emocional. Pablo es de esos artistas que no se guardan nada, y el público se da cuenta, disfruta y se emociona cada una de las historias que canta.
Temas como “Dos palabras”, “Lo saben mis zapatos”, “El mundo”, “Hijos del verbo amar” y “Tu enemigo” fueron algunos de los puntos altos de un show compacto que no dio respiro y que nos dejó a todos con ganas de más. Queda esa pequeña deuda que sin duda será saldada muy pronto por este gran compositor e intérprete español.
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