En medio del otoño y marcada por la nostalgia característica del inminente frío, Rosario Ortega renueva su obra. Tras el estreno del que fuera su último álbum al momento, “Track”, la cantautora giró por destinos locales e internacionales hasta reencontrarse en un escrito honesto y acongojante. En esta oportunidad de la mano de Delfina Campos, quien cambió por un rato su reciente traje de fiesta por un vestuario mundano.
Con un recorte de realidad injusto sobre lo que no pudo ser, Rosario Ortega construye un relato de insatisfacción y pena atravesada por la ausencia de ese alguien especial.
En “La sal”, la memoria tumultuosa enseña su poder. “Su letra relata la sensación de haber pasado por un lugar o relación y haberse quedado únicamente con la sal, con los restos de algo incompleto. Mirar las fotos nos provocan una sensación de ambigüedad. Los recuerdos que hacen bien y hacen mal”, afirma la cantautora, parafraseando parte de su estribillo.
Para la interpretación vocal, Rosario Ortega visualizó una versión final definitiva de “La sal” mientras la componía. En ella, Delfina Campos prestaba su talento como letrista e intérprete para amplificar contrastes, pero también para acompañarla: “Por algún motivo sentí que Delfina iba a saber continuar el camino entonces se la mandé y, efectivamente pudo plasmar exactamente lo que me imaginaba. Supo leer por dónde iba la letra y sentí que también podrían haber sido mis palabras”, asegura.
“La sal” aún no devela todos sus secretos. Mariano Otero, productor y ejecutor de todos los instrumentos que visten al track, es el primer responsable detrás de una canción agridulce y de su combinación explosiva. Mucho antes de que Rosario Ortega y Delfina Campos escribieran una historia grisácea, hubo un impulso. “La sal nace de una melodía que me mandó Mariano Otero. Desde ahí fui armando la idea. Primero la letra del estribillo y después construí una estrofa”, culmina la intérprete, que describe su trabajo con el productor como algo siempre placentero.
“La sal” ya está disponible en plataformas digitales de todo el planeta. Procure no aplicarla sobre sus heridas.
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